Cuatro asesinatos de mujeres ocurrieron en los primeros tres días.

En el primer mes de 2023 se cometieron 12 asesinatos de mujeres: cinco de ellos en el departamento de Santa Cruz, dos en Tarija, dos en Potosí, uno en Cochabamba, uno en Beni y uno en la ciudad de El Alto (La Paz).

El primer caso de feminicidio ocurrió el 1 de enero en el barrio Che Guevara de la ciudad de Tarija.

El coronel Rubén Lobatón, director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), informó que en esos 12 feminicidios, ninguna de las agresiones previas hacia las víctimas había sido reportada a su entidad u otra similar para que se puedan aplicar las medidas de protección.

“Resaltamos ello porque si conocemos de agresiones vamos a tomar acciones, como emitir medidas de protección y hacer seguimiento a las víctimas para evitar desenlaces fatales”, remarcó.

Previsión en feminicídios.

De persistir estos números de feminicidios cada mes, es previsible cerrar el año con más de 100 de estos crímenes, como ocurre desde gestiones anteriores. Aparte, estos 12 crímenes contra mujeres siguen un dramático patrón que se ha manifestado en los últimos cinco años.

En la gestión 2022 hubo 94 feminicidios, 108 en 2021, 113 en 2020 y 117 en 2019. De igual manera, esta cifra de feminicidios en el primer mes del año es similar a la reportada en gestiones anteriores.

El año pasado se reportó también 12 feminicidios, seis de ellos en La Paz, dos en Cochabamba, tres en Santa Cruz y uno en el departamento de Beni. En 2021, los feminicidios fueron 11 en enero: cuatro de ellos en Santa Cruz, tres en Cochabamba, dos en Oruro, uno en Beni y uno en Pando.

En 2020, el guarismo llegó a 16: tres en La Paz, tres en Cochabamba, tres en Santa Cruz, tres en Potosí, dos en Chuquisaca, uno en Oruro y otro en Pando.

LEY.

El 9 de marzo de 2013 entró en vigencia la Ley 348 con el objetivo de bajar los índices de violencia contra las mujeres, empero, las cifras siguen siendo altas.

De acuerdo con la activista Susana Mancilla, no es que se estén dando más hechos de violencia contra las mujeres, sino que se los visibiliza más porque ahora hay menos temor a la denuncia.

“Hace no más de 20 años, nuestras madres, tías y abuelas se quedaban calladas ante las agresiones de sus parejas y preferían aguantar esos malos tratos por ‘el qué dirán’, por no dejar a sus hijos sin padres y porque no tenían las condiciones económicas para criar solas a sus hijos. La violencia sigue siendo la misma que en años anteriores, solo que ahora se conoce más. Las mujeres ya no aceptan el machismo y el patriarcado y se llegan a enfrentar cara a cara con sus agresores”, remarcó, en entrevista con LA RAZÓN.

También indicó que la Ley 348 es una buena herramienta, pero que debe haber compromiso conjunto para su correcta aplicación.

¿Qué aspectos se tienen que trabajar más?

Lo fundamental es contar con un plan integral que articule prevención, atención, sanción y reparación en casos de violencia. Ello tiene que partir de la voluntad política, para avanzar en la lucha contra este flagelo, asignando los recursos presupuestarios necesarios.

“También urge que desde todos los niveles del Estado se incluya la perspectiva de género para generar políticas públicas focalizadas que contribuyan a mitigar y erradicar las desigualdades, exclusiones y violencias a las que las mujeres están expuestas”, acotó Tania Sánchez, directora de la Coordinadora de la Mujer, a LA RAZÓN.

Aseguró que la educación es el campo indicado para remover patrones socioculturales arraigados en la sociedad y como el ámbito más propicio para generar transformaciones culturales tendientes a combatir la discriminación y las distintas formas de violencia existentes en la sociedad boliviana, en particular contra niños, niñas y adolescentes.

“En este marco, nos parece muy importante que el currículo educativo actualizado haya incorporado, entre sus contenidos, la prevención de la violencia, la educación integral en sexualidad y la despatriarcalización. No hay forma de hacerle frente a la violencia si no trabajamos en estas temáticas desde la escuela”, añadió.

La activista Susana Mancilla coincide porque, de acuerdo con datos estadísticos, los adolescentes y estudiantes universitarios son quienes más agreden a sus parejas. “Los adolescentes en los colegios les controlan los teléfonos celulares, las amistades y hasta la forma en que se visten, y estos patrones de conducta aumentan en la universidad porque ya llegan a la violencia física”, dijo.

/RI/Fuente: La Razón

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