Foto: Ministerio de Gobierno./ Jashiro Hayakawa es presentado el sábado 2 de abril como el autor confeso del feminicidio de Wilma Fernández.

La víctima y el agresor se conocieron en la universidad y planificaban poner un negocio.

El comandante de la Policía Boliviana, Jhonny Aguilera, afirmó este lunes que las llamadas y mensajes entre Wilma Fernández y Jashiro Oliver Hayakawa Condarco fueron claves para ubicar al feminicida, de quien los familiares de la víctima no sabían nada.

“En este caso, accedemos a las llamadas telefónicas que permite situar a la víctima junto al señor Jashiro desde las 15 horas hasta la medianoche del 22 de marzo, pero no solamente eso, sino que luego de matarla, este sujeto sale a las calles con el dispositivo celular de Wilma y hace una serie de paseos, hecho que provoca que se la siga buscando guiado por la señal telefónica que hace pensar que sigue con vida”, describió este lunes Aguilera.

En este periodo, según lo recolectado por la Policía, Jashiro generó violencia física contra de Wilma. Luego se evidenció que la mujer tenía contusiones en el rostro; su victimario la asfixió.

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“El hombre es violento y celoso, además emerge de ello un sentimiento de superioridad y se traduce en este hecho. Pero, además, hay misoginia y machismo exacerbado de una cultura patriarcal. Ya en el pasado este individuo tuvo una denuncia por este tipo de hechos, referido a ser violento”, apuntó a Red Uno.

Otro detalle que les llama la atención a la Policía es que el sujeto tiene un comportamiento fetichista porque luego de asesinar a Wilma la despojó de su ropa interior, que guardó en su vehículo, y la gorra con la que fue vista la última vez la conservó en su departamento.

“Hay conductas que son innecesarias luego de generar la muerte, pero además trasciende es una parte del fetichismo, el modus operandi. La firma para nosotros es un elemento muy vinculante. La firma criminal es que se quede la gorra con él y la ropa interior”, dijo.

Aguilera precisó que cuando a Jashiro se le hizo una primera entrevista, él negaba toda relación con Wilma, dio datos imprecisos y así pasó a ser identificado como uno de los sospechosos del feminicidio.

La relación entre ambos surgió en 2020, en la Universidad Católica, donde él estudió Ingeniería Comercial y ella Administración de Empresas. Ese año ella retornó de España a Bolivia y luego volvió a viajar rumbo a Inglaterra, pero la amistad continuó porque mantuvieron un contacto virtual, detalló Aguilera.

El jefe policial afirmó, además, que la víctima y su victimario tenían planes para montar un negocio y que pudieron haber surgido problemas económicos entre ambos.

/RI/Fuente: Pagina Siete

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