Rodrigo Paz y Tuto Quiroga se medirán en la segunda vuelta el 19 de octubre. El futuro presidente enfrentará una economía crítica tras el balotaje. El ganador deberá enfrentar una inflación histórica, un déficit fiscal que supera el 10% del PIB

Bolivia se encuentra en una encrucijada económica mientras se aproxima la segunda vuelta presidencial de 2025. Rodrigo Paz Pereira, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, lideró los resultados de la primera vuelta con alrededor del 32,14 % de los votos, y se enfrentará a Jorge Tuto Quiroga, que alcanzó cerca del 26,81 %. Más allá del resultado electoral, la economía del país presenta un panorama complejo que pondrá a prueba la capacidad de cualquier nuevo mandatario.

Entre los principales desafíos está la escasez de dólares, que ha dado origen a un mercado paralelo con cotizaciones que superan ampliamente al tipo de cambio oficial. Esta situación afecta directamente la importación de productos, la estabilidad de precios y la capacidad del sector privado para planificar inversiones. El dólar paralelo se cotiza actualmente alrededor de 13,60 para la venta y 13,50 para la compra.

La inflación acumulada alcanzó el 19,92% en julio de 2025, una de las más alta de los últimos años, con un impacto particularmente fuerte en alimentos y servicios básicos. Esta presión inflacionaria se combina con la caída de los ingresos por exportaciones de gas, que han descendido significativamente en los últimos años, afectando la principal fuente de divisas del país.

El déficit fiscal también se ha vuelto alarmante, superando el 10% del PIB, mientras que el déficit comercial cerró 2024 en $845 millones, producto de la disminución de las exportaciones y el aumento de las importaciones. La combinación de estas cifras refleja la vulnerabilidad estructural de la economía boliviana, que enfrenta una presión constante sobre el gasto público, la inversión privada y el poder adquisitivo de la población.

Rodrigo Paz o Tuto Quiroga,quien se imponga en segunda vuelta, recibirá un país con necesidades urgentes: garantizar la estabilidad macroeconómica, controlar la inflación, asegurar el abastecimiento de bienes estratégicos y generar confianza en los mercados nacionales e internacionales. Todo esto mientras compite en la segunda vuelta del 19 de octubre, frente a un electorado que demanda soluciones rápidas y efectivas a problemas que se han acumulado durante años.

El desafío no es solo técnico, sino también político. La capacidad de Paz o Quiroga para implementar reformas estructurales y estabilizar la economía marcará el rumbo del país en los próximos años. La elección del 19 de octubre no solo definirá al próximo presidente, sino también la dirección que tomará Bolivia frente a la inflación, la escasez de dólares, el déficit fiscal y la caída de ingresos estratégicos. La economía del país espera con incertidumbre.

 

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