Foto: Sonia Ticona divide su tiempo entre el trabajo y el cuidado de su hija.

HOY SE RECUERDA EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

La psicóloga Marinés Salazar dijo que cuando las mujeres crecen en una sociedad donde las posicionan como objetos de reproducción, producción, sacrificio y exhibición, es difícil para ellas realizarse y sentirse plenas.

Ser madre, ser profesional, ser pareja son cosas que la mujer debe afrontar día tras día, sumado a ello la presión social que te dice que debes “ser buena” en todo lo que haces, que si descuidas a tu hijo por dedicarte a tu trabajo eres una mala madre, que si te dedicas al 100% a tus hijos tienes pocas aspiraciones profesionales; entonces, hay que intentar abarcar todo lo que se pueda, pero además hacerlo “bien”.

Lejos quedó el modelo social de aquella madre abnegada que deja todo por sus hijos, y ahora se pasó al modelo de “súper mujer”, que pretende no renunciar a nada y se carga sobre los hombros este duro peso que genera mucha culpa y estrés, que con el tiempo van pagando con su salud mental. Mujeres profesionales y especialistas hablan de este tema hoy, en el Día Internacional de la Mujer.

Algunas experiencias

“El tan solo hecho de ser mujer es un gran desafío en todas las áreas. Te puedes sentir bien en el trabajo cumpliendo las ocho horas, te puedes sentir realizada haciendo tus proyectos personales, pero por otro lado te puedes sentir mal porque no estás en casa recibiendo a tu hijo al llegar del colegio, acompañándole a los actos”, cuenta a Página Siete Silvia Rentería, una joven madre que se esfuerza por equilibrar su rol maternal, de esposa y profesional.

Silvia se chocó con la presión social y familiar que le exigía no dejar a su bebé cuando tenía un mes de nacido para continuar su vida laboral cotidiana. A ello se sumó una carga más, la propia, porque sentía culpa al querer dejar a su hijo por el trabajo. “He entrado en depresión fuerte, antes y después de que naciera mi hijito”, se sincera al contar esas emociones contrapuestas.

Las madres, al cumplir ese rol de “todólogas” ponen su vida en una especie de “piloto automático” que no les permite disfrutar de cada etapa. “Yo veía videos anteriores de cuando él era bebé y me pregunto por qué no tengo ese recuerdo en mi mente, de sus manitos pequeñas, de su sonrisa, ¿sabes por qué? Tenía presente mi obligación con él, cambiarlo, que coma, que esté bien, pero me olvidaba de disfrutar de ese proceso de maternidad, estaba como robotizada, tratando de ser la madre más óptima del mundo. De alguna forma la sociedad influye harto en eso, los familiares, los amigos”, agrega Rentería.

Al respecto, la psicóloga Marinés Salazar explicó que cuando las mujeres crecen en una sociedad en la que las posicionan como objetos de reproducción, producción, sacrificio y exhibición es muy difícil para ellas realizarse y sentirse plenas en cualquier espacio.

“Cuando una mujer se siente cansada y abatida porque recientemente ha tenido un bebé y quiere descansar, quiere que alguien más cuide al bebé; de inmediato siente culpa y puede entrar en depresión debido a que siente que no está cumpliendo bien esa función reproductiva que se le ha dado”, indica la especialista.

Hay muchos otros casos que reflejan esta realidad que está tan presente en la sociedad, pero que es tan poco visibilizada y de la cual se toma poca conciencia.

“Nos enseñan como mujeres a que si hay alguna especie de abandono al hijo eres una mala madre y en consecuencia una mala mujer. Sí genera estrés, pero en lo personal me ha generado un sentimiento enorme de culpa (…) Es una culpa que nunca se va”, relata Patricia Cusicanqui, una destacada profesional en el ámbito comunicacional y en el periodismo.

Reflexiona que si bien no hay una condena directa de la sociedad hacia la madre que busca crecer profesionalmente, hay formas indirectas mediante los medios de comunicación. “Si bien no hay un dedo acusador que te diga de frente por qué has abandonado a tus wawitas, existen otros recursos de una sociedad bien conservadora, machista y patriarcal que te llega al cerebro o al corazón y dices ‘¿qué estoy haciendo?’”, explica Patricia, quien hizo un breve intermedio laboral para responder a la entrevista con Página Siete.

Respecto al ámbito normativo, Patricia recuerda que en la anterior gestión de gobierno se aprobó un decreto que establece que, si el hijo está internado, el empleador público o privado debe dar tiempo libre para que el padre o madre acompañe a su hijo en el centro de salud. Sin embargo, si bien en algunos lugares se aplica, se lo hace de mala manera, lo que genera un sentimiento de culpa aún más grande por no estar en la oficina.

“Desde el Estado se puede tomar acciones y leyes que ayuden a sobrellevar la carga emocional y mental, pero tienen que trabajarlo de manera paralela con la toma de conciencia de todo el mundo. La ley por sí sola no sirve si no está acompañada de un proceso de toma de conciencia y de reflexión para que no sientan que es un regalo, un privilegio, sino una forma de justicia con la mujer que tiene que hacer doble trabajo, el de la oficina y de la casa; pero además para que ese niño que está hospitalizado se sienta seguro con sus padres”, expresa.

Sobre el tema, la directora de Oxfam en Bolivia, Lourdes Montero, avizora que con el paso de los años tal como está ocurriendo ahora en muchos países del mundo, las mujeres al ver esta situación ya no quieren ser madres.

“Cada vez veo menos jóvenes queriendo casarse o queriendo tener hijos, ése es un problema que ya lo están viviendo países del norte; por ejemplo, Japón es un país emblemático en términos de la decisión individual de las mujeres de prácticamente ya no reproducirse por el desincentivo, por no contar con la ayuda suficiente para llegar a ese extremo”, señala a tiempo de aclarar que Bolivia aún no llegó a esa situación; sin embargo, a diferencia de otros años sí se ha bajado la tasa de natalidad, por lo que el Estado debe asumir su responsabilidad de cuidado y apoyo en la crianza de los hijos.

“Te puedes sentir bien en el trabajo cumpliendo las 8 horas, pero por otro lado te sientes mal porque no estás en casa”.
Silvia Rentería
“Cuando una mujer se siente cansada porque tuvo un bebé y quiere que alguien más cuide al bebé, de inmediato siente culpa”
Marinés Salazar, experta
/RI/Fuente: Página Siete

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